LA MAGIA

LA MAGIA NOS HA SIDO DADA PARA SABER

Y AVERIGUAR LO QUE ES IMPOSIBLE PARA LA RAZÓN HUMANA

SIENDO EL ARTE MÁS SECRETO Y LA MAYOR SABIDURÍA  QUE HAY SOBRE LA TIERRA.

– Paracelso –

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adie comprendrá por entero el fenómeno de la Magia si no conoce cómo se fue desrrollando a través de los siglos. La Magia hunde sus raíces en la  la Prehistoria, pero  habrá que proceder a saltos y a grades zancadas hasta llegar a Egipto y Caldea que son las cunas de una magia ya dotada de ordenación sistemática. Hacia el año 3.000 antes de Jesucristo, la Astrología y otras ciencias ocultas han evolucioando hacia su madurez; lo demuestran los docuentos en forma de formularios de encantamientos y de invocación, los himnos rituales…

Un número incontable de genios, algunos buenos, pero malos casi todos, son evocados en ceremonias mágicas que pueden atraer hasta siete grupos de fuerzas maléficas. Pero no todo el nundo puede hacerlo sin consultar a los especialistas, a los sacerdotes de cada templo, que interrogan a su cliente sobre su estado de pureza. Como siempre se confesara culpable de alguana falta de las incluidas en una larga lista, hay que comenzar por limpiarlo mediante sortilegios y sacrificios: sólo despues será posible librarlo del mal de ojo o de los maleficios que le persiguen. Para ello utilizan sahumeros, filtros mágicos y otros actos conjuradores como el da las <<ligaduras>>.

 Ya en los himnos védicos de la India aparecen los poderes que << encadenan>> a quienes quiere perder. Porque las enfermedades y los males son sólo << ligaduras>>: la misma muerte no es otra cosa que el << lazo supremo >>. Por eso en todo el mundo << lazos> y << nudos >> son atributos específicos de los genios y de la muerte; con ellos se sujeta a las almas de los difuntos.

LA MAGIA HABLÓ EN SÁNSCRITO EN LA INDIA DE LOS PÁCRITOS;

EGIPCIO Y HEBREO, EN EL MUNDO GRIEGO; 

GRIEGO EN EL MUNDO LATINO,

Y LATINO, ENTRE NOSOTROS 

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A través de milenios, la Magia recorre un largo camino tortuoso y lleno de bifurcaciones; quien se aventure por ellos corre el peligro de no acertar con el regreso y, en todo caso, de no  abarcar el conjunto. Para no extraviarnos convendría poner un poco de orden en tan enorme masa de conocimientos.

 Comencemos por quien atiende  a las caracerísticas generales exteriores y separa la Magia Primitiva de la que llaman Oficial y de la Privada.

La Magia Primitiva presenta un carácter emocional y desordenado. Gritos y cánticos, danzas salvajes y derramamientos de sangre…; todo ese histérico desencadenamiento de pasiones  obedece a una norma general en que lo desorbitado parece obligatorio. ¿Explicación? Veamos la que da un esrudito frances:

<<No hay celebración primitiva sin excesos; la fiesta es un retorno a los tiempos míticos en que los antepasados, con su fuerza mágica, organizaban el Cosmos con arreglo a sus deseos. Haciéndolo así, sus heredros vuelven a encontrar, en el  seno de un mundo caótico, el poder libre de toda traba que doblegará nuevamente a la Naturaleza…>>

Quizá no le falte razón. Basta con recordar una vez más las orgías griegas, las saturnales romanas, los aquelares medievales… y también ciertas reuniones de nuestros días.

La Magia Oficial , muy al contrario, tiene un reprertorio de ceremonias muy rígido y concreto, reservado a los sacerdotes profesionales, que ofician apartados de la muchedumbre. Lo hacen en templos en donde reina una complicada organización administrativa. Los ritos, siempre solemnes, suelen estar escritos y muy sabiamente redactados y compuestos. Los profanos sólo entran en el juego despues de someterse a una larga purificación.

La Magia Privada tiene un carácter casi profano, y el mago está directamente interesado en ella. La practica el campesino bretón que fabrica su mantequeilla en marea alta; la sembradora  de Sumatra que deja flotar sus cabellos en el agua empantanada para que el arroz crezca con largos tallos… Siempre ritos sencillos y conceptos claros, simples.

Hay quien no está de acuerso con la anterior clasificación de la Magia y la reducen a solo dos tipos :  La Magia Natural  y  La Ceremonial.

En la Natural se actúa de modo directo sobre fuerzas impersonales: propiedades de plantas, animales y minerales, y hasta poderes de la Naturaleza, a la que se conjura abiertamente. Claro ejemplo lo dan los hechiceros especializados en provocar la lluvia o levantar viento, como los occhiardi italianos.

La Magia Ceremonial ya está más influida por demonios y creencias de tipo religioso. Pero antes de seguir adelante conviene decír que es inútil discutir si la Magia fue por delante o por detrás de las religiones. Vasta con saber que en seguida se apartó de ellas, llebándose lo que mas le interesaba: los demonios.

Asi, cuando los mencionemos, lo mismo que a los espiritus y demás seres irrreales, siempre nos referiremos a los mágicos, se llamen demonios, genios, djinnes, etc.

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DEMONOLOGÍA

La Demonología nació en Oriente, quién sabe cuándo, se corrió a Grecia y Roma y ha llegado a todo el mundo y hasta nuestros días. Con raras excepciones en las más altas jerarquías, los espíritus demoníacos carecen de personalidad y de nombre: se les considera como meros soldados de un ejército innumerable. Pero ellos son los que actúan en la Magia Ceremonial, como intermediarios entre el hechicero y las potencias ocultas, sean naturales, mundanas, infernales o del Más Allá. Por poco versado que  estemos en estos temas, todos sabemos  que esos espíritus llenan el ámbito de la Magia histórica.

El Satanismo ha dado también un gran salto y ocupa el centro de la escena sobre todo entre los siglos XIII y XVIII, cuando una ola de frenética superstición cubre enteramente Europa. Como escribe un tratadista: <<Es el reinado del Diablo, más bien de los diablos; pues, en 1568, el libro De Praestigiis cuenta siete millones cuatrocientos cinco mil novecientos veintiséis, divididos en mil ciento once legiones y sometidos a setenta y dos príncipes, y están en todas partes; en el agua, en la tierra y debajo de la tierra>>.

Esos demonios, monstruos de pesadilla que adoptan las figuras más repugnantes y extrañas, son cómplices y al mismo tiempo señores de las brujas y los hechiceros; les empujan a los peores excesos y les ayudan a cometerlos, después de infundirles una imaginación realmente satánica. No se limitana  con poner filtros para todos los usos y a multiplicar los más absurdos maleficios, a reunirse en abigarrados aquelarres donde se entregarán a todos los desórdenes, sino que llegan al asesinato ritual, al pecado <<contra natura>> y a las parodias sacrílegas de la Misa Negra.

La Iglesia abandona entonces su anteror pasividad y crea un instrumento que durará muchos siglos; por medio de una bula de agosto de 1233, Gregorio IX funda la Inquisición pontificia, cuyo nombre exacto es :  Inquisitio hereticae pravitatis.

Ya funcionaba desde 1183, pero en forma de organismos locales al servcicio de algunos obispos, para su lucha contra los herejes cátaros y valdenses. Una vez en manos de los Papas y de sus legados especiales, será un instrumento terrible que añade las penas temporales a las religiosas: a la excomunión se suma el auto de fe, la muerte en la hoguera.

Como los exorcismos hacen tan poco efecto sobre los posesos y relapsos, la Iglesia recurre a las condenas más severas y a los procedimientos más espectaculares. No le basta con lo anterior, y así escribe: <<La Inquisición ordena que los culpables sean castigados con la muerte, pero con una muerte no vulgar, de tal como que pueda espantar y servir de ejemplo a  toda clase de gentes>>. Pese a esas medidas, entre 1400 y 1504, el Santo Oficio quemó a treinte mil brujos, y entre 1575  y  1700 acusó a un millón. La Inquisición no ejecutaba las sentencias, quia Ecclesia abborret a sanguine; pero entregaba el reo al brazo secular, reducido a simple ejecutor. Verdad es que las leyes laicas no eran menos crueles e implacables, aunque no alardeasen de <<aborrecer la sangre>>.

Tanto horror no hubiera sido posible sin un consentimiento general no sólo de la opinión pública, sino de los mismos acusados. Eso explica que tantos confesaran sin necesidad de someterlos a tortura, sobre todo las mujeres. Preferían el suplicio, único medio capaz de <<sustraerles al dominio del Diablo>>, según la formula de un libro ya del siglo XVI.

En cuanto a los letrados, clérigos o no, tan convencidos estában de la eficacia y la justicia del más extremo rigor, que en 1675 el Parlamento de Ruan dirigió un escrito a Luis XIV protestando de las conmutaciones de pena concedidas a algunos brujos. El documento recuerda las sentencias dictadas a partir  de la condena de  Gilles de Rais   y suplica al rey <<que consienta la ejecución de las penas en la forma que han sido dictadas>>.

Pero todo ese mundo de hechiceros, brujas y demonios es demasiado vasto y se reflejan , vistos en un espejo deformante, pero espejo al fin, el sombrío espíritu y el extremo horror de la Edad Media.

Hagámos ahora la última clasificación, la que se refierea a los ritos empleados en todos los tiempos: se trata de una división muy útil y que ayudará a la comprensión de mil hechicerías.

Aun seindo tantas, pueden encajar muy bien en sólo dos divisiones: Ritos de Transmisión (También llamados <<simpáticcos>>)  y  Ritos de Generación.

Como los de Transmisión son muy abundantes, se les distribuye en dos tipos:  Ritos <<por contagio>> y << ritos por imitación>>.

Veamos un ejemplo de los primeros. Por Contagio : Si la saliva, los dientes, las uñas y los cabellos representan a la persona entera, por ellos se actuará con total eficacia sobre la víctima. Basta con que el brujo exprese sus deseos de hacerle daño y con que entierre esas partes suyas, cuidadosamente envueltas y atadas p ara que el enemigo muera. En cuanto se desentierre y se saque la materia del conjuro, el maleficio quedará detenido.

Ahora, unos simples ejemplos del rito de Transmisión  <<por imitación>>: Los indios apaches de Arizona provocan la lluvia derramando agua sobre una roca; claro que añadiendo unos conjuros.

En la Grecia antigua, los médicos utilizaban mucho esa especie de homeopatía, esa imitación; si las enfermedades del hígao se manifiestan con una coloración amarilla, para curarlas bastaría con atar al lecho del paciente un pájaro de ese color. En ese tipo de conjutos es donde mas abundan los mimetismos; así, el hechicero fabrica una figurita de arcilla,  mejor de cera, y sobre ella provoca el maleficio.

En los rítos de Generación el mago no se limita a transmitir propiedades, buenas o malas de un cuerpo a otro, sino que las crea, demostrando de ese modo el poder de su voluntad. El primitivo encantaba su flecha y luego le ordenaba que diera en el blanco y lo matase, transmitiendo así su deseo. Y lo  hacia casi siempre por medio de la voz, de la palabra, y de ahí proviene la formidable magia verbal, tan extendida; porque la Voz es el órgano favorito, la mano del Espíritu creador, el todopoderoso.

Más todavía: el nombre es la cosa y la persona, y por eso se le vela tanto. Los apodos, los circunloquios que a la gente primitiva emplea para no pronunicar el nombre de alguien, obedecen a esa creencia ancestral . En Sudamérica para los rituales, todas las mujeres se llaman María , y todos los hombres, Juan. En brujería la palabra hablada es vehículo o puente de contacto que puede <<obligar>>  a lo invocado en un rito mágico. Y es muy frecuente que la narración de un acto sustiuya al acto mismo, sobre todo si se acompaña de gestos. De ahí proceden la pantomima y la danza, en las que una actitud, un modo de mirar, un mero rictus, equivalen a un largo relato.

Quizá el beso, cálido y mudo contanto, intercambio de alientos, tenga esa fuente mágica.

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¿HAY ALGO QUE UNIFIQUE TODAS LAS MANIFESTACIONES MÁGICAS?

Quizá pueda hallarse una respuesta en lo que se ha llamado Concepción idealista de la Materia, se trata de un principio que adoptan todas las doctrinas esotéricas, orientales, griegas, prehistóricas, medievales y aun posteriores. Puede expresarse diciendo que existe un ritmo vital único y cósmico; que el mundo tiene sólo un alma, y que las almas particulares  – sean de hombes o de astros –  no son sino emanaciones de ese núcleo central; por último, que todo se relaciona, pues el ser humano es un microcosmos cuyas funciones se encuentran repetidas en el macrocosmos del Universo.

Paracelso escribió en el siglo XIX,  << No hay miembro en el hombre que no se corresponda con un elemento, una planta, una inteligencia, una medida, una razón del Arquetipo>>. Y del mismo modo, La TIerra se mueve, respira y digiere igual que nuestro cuerpo, como dijera Papus en elsiglo XX. ¿Consecuencias? Que los cuerpos visilbes simbolizan a los espititus inivisibels, dioses menores, demonios, héroes y almas humas, de los que son iseparables… Que entre el espíritu y el cuepo hay la misma relación que entre el pensamiento y su expresión hablada; y, por lo tanto, el espíritu puede manifestarse en formas distintas, lo mismo que una idea puede expresarse con diversas palabras.

Con esas ideas, más o menos abstrusas, pero creídas a pies juntillas, ya se puede imaginar lo que hizo la Magia. Si el espíritu puede escaparse del cuerpo y viajar bajo otra apariecia material, también la voluntad de hacer daño, saliendo de la mente del mago, puede penetrar en el cuerpo de la víctima y destrozarlo. ¿Qué otra cosa es el maleficio? ¿Y qué puede oponérsele,cuando ni siquiera el Tiempo es eficaz contra él?…

Argumentan los convencidos una gran cantidad de casos, conocidos de todos, y entre ellos el de Tutankhamen, cuya tumba fue encontrada tres mil trescientos ciecuenta años despuésde su muerte.

Conviene reordarlo y para ello nos ceñiremos al relato de Ottto Neuvert, un especialista enterado como pocos.

Como se sabe, lord Carnarvon murió de repentne y sin causa claramente determinada; el fallecimiento del distinguido egiptólogo tuvo entonces distintas explicaciones, todas misteriosas. Y Neuvert pregunta: ¿Por qué no se dijo que fue picado por un escorpion, animal sagrado para los egipcios? ¿Por qué no se mencionó esta inscripcióm, grabada en la tuba profanada: << La muerte matará con sus alas a quien moleste al faraón muerto >>?

Lo que sigue es bien conocido. Poco antes de fallecer, en un momento de lucidez, en que lord Carnarvon no deliraba, exclamó: << ¡Todo ha terminado para mí!  ¡He oído la llamada y me preparo! >>.  En aquel momento se apagó la luz en toda la casa, y la enfermera, aterrada, huyó de la habitación. Cuando volvió, minutos despues, lord Carnarvon estaba muerto.

Como posteriormente  murieron otras personas relacionadas con el descubrimiento de la tumba de Tutankhamen, la prensa  hizo de ello una noticia sensacional que recorrió todo el mundo.

Tan sobrecogedor como ese hecho son otros, menos conocidos. Carter, el arqueólogo asesor del Lord, se trasladó a Egipto, llevando consigo un canario muy estimado. Como allí hay pocas aves canoras, los fellaghs solían reunirse ante su casa para oírle y decían que el pájaro traía suerte. Poco después hizo Carter su gran descubrimiento, y los indígenas dieron a la sepultura del faraón el nombre de Tumba del Pájaro.

En la antecámara del real enterramiento de Tutankhamen había dos efigies suyas con unas cabezas de serpiente. Los nativos decían que aquellas <<cobras sagradas>>, que tenían la lengua extendida y amenazadora, simbolizaban el espíritu tutelar del rey y que matarían a todos sus enemigos, entonces y siempre. Poco después, cuando el criado de Carter regresaba a su casa, encontró un cuadro espantoso; una cobra estaba devorando al canario. Los fellaghs volvieron a hablar de la maldición el rey.

Otro hecho a sumar a los anteriores; el gobierno egipcio encargó a Archibald Douglas Reed que examinara por rayos X la momia faraónica. A Reed le satisfizo mucho esa misióm, pero al segundo día de cumplirla se notó unas raras molestias, que trató de cortar. Sin embargo, como hasta entonces había sido un hombre muy sano, continuó trabajando. Poco después de pasar los rayos por la momia de Tutankhamen, el experimentador murió.

Para averiguar lo que hubiese de cierto en tanto misterio, un alto funcioonario egipcio se trasladó al enterramiento, acompañado por Mussa, un famoso encantdor de serpientes de Luxor. Mientras los dos estaban en su tarea, salieron de la tumba una cobra y una serpiente, hecho realmente inexplicable. Además, ¿de dónde podían preceder para estar en aquel sitio?…  El funcionario siguió con sus investigaiones; pero pronto se sintió tan mal que decidió abandonarlas, convencido de que se enfrentaba con un misterio demasiado peligroso.

Lo sucedido con la tumba de Tutankhamen podia ser un buen  punto de aranque para proceder a una ordenación histórica de la Magia, si ello fuera posible. Sin embargo, los estudiosos que lo han intentado siempre quedaron sorprendidos al comprobar que, cunado más, sólo podían averiguar este hecho; que ciertos ritos y su doctrina permanecían inmutables, mientra que las demás institiciones cambiaban. Y lo sucedido en Egipto lo corroboraba sin lugar a dudas.

Lo cierto es que, bajo nombres distintos  –  mana, orena, manitu… -,  en casi todo el mundo subsiste la creencia en una tremenda fuerza mítica; está difusa en todas las cosas o sólo concentrada en algunas y es capaz de actuar a distancia y a través del timepo. El rito mágico se limita a despertarla y transmitirla. Por poco que se apure el estudio de ese misterio, se llega en seguida a la conclusión de que el mana, o como se llame en cada lugar, no es otra cosa que el antiquísimo totem; una creencia mágica que, unida a la del tabú, estubo bigente en todos los pueblos, que todabía continùa en algunos y que es exacto punto de confluencia de la Religión y de la Magia.

El Totem, en su forma de objeto de culto, estaba destinado en pirncipio a asegurar la fertilidad. Era protector antes que nada, y su radio de acción comprendía al territorio de la tribu, personas, animales y palantas. Todavía lo hace así, creando una especie de fraternidad en la que todo lo existente se apoya y defiende, porque lo liga algo así como un parentesco mágico.

En una créncia semejante a la del tomtem se asienta la del Tabú, aunque lleva una carga de signno contrario. Lo que es tabú no se puede tocar, habite en donde haitie. Freud, que estudió esos fenómenos y sus orígenes, los definía de este modo: <<Las personas y las cosas tabú se pueden comparar con objetos que han recibído una carga eléctrica: en ellos se asienta una terrible fuerza que se comunica por contacto>>.

La creencia en el Totem y en el Tabú es más bien religiosa, no  se puede negar que de ese repertorio de prohibiciones y respetos arranca la historia universal de la Magia. Quizá, hilando más delgado, cabría hacer una distinción: el totem, con su proetección amplia y generosa, y por los ídolos y tallas que lo representan, es de indudable carácter religioso.

El tabú, ya no tanto. Sus prohibiciónes son más extensas y, al mismo tiempo, de orden privado; comprenden normas higienicas, utilitarias y hasta caprichosas.

<< Si la gente cree en tabúes, crerá también en hechizos, en el mal de ojo y en cosas por el estilo. Pero no debe pensarse ni por un momento que sólo las razas primitivas tiene tabúes. Las personas civilizadas no están libres de temores supersticiosos y de fe en los ensalmos. ¿Cuántas llevan consigo una moneda que les da suerta? ¿Cuántas  pasan a sabiendas por deajo de una escalera?. Y pocos son los que no se estremecen al romper un espejo>>.

Así habla el buen sentido, y demuestra, además que ciertas supersticiones llegaron hasta nosotros desde el fondo de las edades. Por lo tanto, hacen historia o, cuando menos, son elementos principales en la histria de la Magia.

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